jueves, 5 de mayo de 2011

Chesterton y el alpinismo


Tengo mis dudas acerca del valor de tanta afición al alpinismo, de tanto propósito de alcanzar la cumbre de todo y mirarlo todo desde las alturas. Satán fue el más célebre de los guías alpinos al llevar a Jesús hasta lo alto de una enorme montaña para mostrarle todos los reinos de la tierra. Pero el goce de satán en las cumbres no es el goce de la grandeza, sino el goce de contemplar la pequeñez, el hecho de que todos los hombres a sus pies le parezcan insectos. Es desde el valle desde donde las cosas parecen verdaderamente altas. Yo soy un hijo del llano que no tiene necesidad de ese guía alplino. Levantaré la vista para contemplar la montaña, de donde viene mi ayuda, pero no subiré allí mis huesos a menos que sea estrictamente necesario. Todo es cuestión de actitud mental, y en este momento me hallo bastante cómodo en la mía. Me sentaré aquí y dejaré que las maravillas y aventuras vengan a posarse sobre mí como si fueran moscas. Son numerosas, te lo aseguro. Porque en el mundo nunca escasearán los milagros; sólo el asombro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El alpinismo es una representación diáfana del valor y el esfuerzo por superar la adversidad y los hipotéticos límites del ser humano, de la perseverancia en llegar a lo alto y percibir con satisfacción el fruto del esfuerzo realizado, oteando desde la cumbre el sendero recorrido y las tierras desde las que se ha trascendido lo normal para alcanzar lo extraordinario.
Desde luego que el alpinismo/montañismo no es para ovejas que se contentan con su ración de pasto diaria.