martes, 10 de mayo de 2011

La teología de los regalos de Navidad


Recientemente vi una afirmación de Mrs. Eddy sobre este asunto, en la que ella decía que no hacía regalos en un sentido vulgar, sensual, terreno, sino que pensaba en silencio en la Verdad y la Pureza hasta que todos sus amigos estuvieran mucho mejor por ello.
Ahora bien, no digo que este plan sea supersticioso o imposible y no dudo de que tenga su encanto económico. Digo que es no-cristiano en el mismo sólido y prosaico sentido en que tocar una melodía al revés es no-musical o que cierta expresión es agramatical. No sé que haya un texto de la Escritura o Concilio de la Iglesia que condene la teoría del regalo navideño de Mrs.Eddy; pero el cristianisno la condena, como la ética del soldado condena la huída.
Las dos actitudes son antagónicas no sólo en su pensamiento, sino en el estado del alma antes incluso de comenzar a pensar. La idea de corporizar el afecto, esto es, de ponerlo en un cuerpo, es la enorme y primigenia idea de la Encarnación. Un don de Dios que puede ser visto y tocado es tema del credo. Cristo mismo fue un regalo de Navidad. La nota de los regalos materiales de Navidad resuena incluso antes de que Él naciera en los primeros movimientos de los magos y la estrella. Los Tres Reyes llegaron a Belén trayendo oro, franco incienso y mirra. Si hubieran traído sólo Verdad y Pureza y Amor, no habría habido arte cristiano ni civilización cristiana

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